El escote mira hacia la década de los 70

La campaña #askhermore con la que las actrices de Hollywood piden que en las alfombras rojas se hable de algo más que de su modelito coincide con una temporada en la que la profusión y profundidad de los escotes hace difícil que los reporteros aparten la mirada y el interés. La mayoría, en sexi y vertiginosa forma de V beben de las fuentes de los años 70, de Studio 54 y Bianca Jagger. «Son cosas de la moda, que va y viene», opina Marta Rota, de Tot-Hom, que ha creado elegantes vestidos para el verano de aire ibicenco con la apertura más en tendencia. «De todas formas esto no implica que haya muerto el escote bañera, que ya es un clásico», apunta.

El furor por un escote tan difícil de llevar como impactante comenzó el año pasado con el éxito del filme La gran estafa americana. Amy Adams y Jennifer Lawrence mostraban parte de sus pechos en desbocados diseños inspirados en trajes de Gucci, Yves Saint Laurent y Halston de la época. El creador del vestuario Michael Wilkinson reconstruyó con gracia el mundo de Jerry Hall, Helmut Newton, la fiebre del sábado por la noche e incluso del Playboy. Adams tildó de «incómodo» rodar con aquellos escotes que obligaban a controlar el pecho con cintas adhesivas, pero no dudó en  ponerse uno  exageradísimo en rojo para recoger el Globo de Oro. Un homenaje visual a la película que representaba que con su estilismo firmado por Valentino consiguió una muy buena promoción. «No es nada fácil llevar uno de estos escotes, se debe mantener una postura correcta todo el tiempo», comenta la diseñadora Roser Marcé y añade que no todas las mujeres se ven bien. «Hay que tener un pecho ni demasiado grande ni demasiado pequeño, bien formado y un poco separado porque si se marca mucho el canalillo no queda bonito».

Lady Gaga se saltó la norma en febrero al asistir a los premios Grammy con un escote halter (en el cuello) metalizado que marcaba mucho la unión de los pechos, adornados con una joya barroca, como en los 70.

También lo hizo Kim Kardashian con un Gaultier explosivo, pero ya se sabe que las dos divas viven de la opulencia estilística.

En el otro extremo encontramos el diseño de Tom Ford que la mujer de moda, Julianne Moore, lució en los premios Bafta, el Menchén Tomàs de Aina Clotet los premios Gaudí de cine o el Saint Laurent que Margot Robbie (Pan Am) en los Oscar acompañado de una pieza de Van Cleef & Arpels de millón y medio de dólares. Sinuosos, larguísimos y casi flotantes.

Pero el paradigma de la época Warhol esta temporada es Jennifer Aniston. Llevó un traje de chaqueta y pantalón en rojo con el mismo profundo escote que el sexy vestido hippy chic en los premios SAG. «Parece que estén a punto de abrirse pero si están bien hechos nunca lo hacen. Llevan unas varillas interiores casi imperceptibles «, explica Roser Marcé. Marta Rota añade que a veces se ajustan «con adhesivos o como si fueran bañadores».

Tomar precauciones no impide que a veces el resultado no sea el esperado ni vistiendo la magnífica Sybilla. Es el caso de Elena Anaya en los Goya. El pecho resultaba demasiado voluminoso para una tela tan fina, que además, marcaba el pezón. Esto no ocurre cuando el traje está pensado para que se ajuste como una faja. Es otra modalidad de escote los 70 dentro del siglo XXI. La ha llevado Scarlett Johansson en los Oscar con el cabello rapado en los laterales y pendientes a lo punk de luxe. Detalles que sitúan su imagen en este siglo al momento.

¿El retorno de este escote tiene algún significado sociológico? ¿Queremos recuperar la libertad de los años 70? «Creo que la gente tiene ganas de ser optimistas. Mi colección para el verano está llena de color y de ganas de ilusionarse» dice Rota. Y Marcé añade: «Puede que ahora toque sentirse libre después de mucho tiempo de sufrimiento. La crisis se está haciendo muy larga. Pero no podemos olvidar que la moda es cíclica, que tenemos ganas de cambiar. Yo ahora estoy haciendo trajes azul marino para el verano que hacía años que no veíamos».

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