Jorge Javier Vázquez, profeta en su noche barcelonesa
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Jorge Javier Vázquez estrenó el jueves su obra, Iba en serio, por fín, en Barcelona. Lo hizo en el Tívoli y me cuentan que saber que en el teatro estaría su familia y gente de su Badalona natal le hizo emocionarse y hasta que le costase articular las primeras frases. Se sentia responsable y feliz. Enseguida cogió carrerilla. Se nota que ya hace tiempo que ruedan por otras plazas. «La gente se divierte mucho, acaban cantando con él siempre», me cuenta una de las hermanas del presentador. Barcelona no fue una excepción, ni mucho menos.
revista Semana/Instagram
La platea se llenó de fans dispuestas a emocionarse, y ya lo hicieron en el minuto uno, cuando (con todo el mundo sentado desde hacía un buen rato) apareció Mila Ximénez con su hija Alba y el director de Lecturas (preparaban exclusiva con titulares bomba para el miércoles) para ocupar su asiento. Hubo tantos aplausos y ovaciones como si hubiera aparecido el papa Francisco, aunque la concursante (que muchos consideran ganadora moral de Supervivientes) no iba de blanco, sino de negro y tampoco venía a evangelizar. Quería apoyar «y achuchar» a su buen amigo y colega de tele y revista. Después, vacaciones.
Mila se abraza a la madre de Jorge Javier. Con vestido blanco, Alba
Otra amiga de los tiempos juventud en que coincidían en Radio Badalona es la presentadora de Els Matins de TV-3 Lidia Heredia: «Lo conozco des de los 17 años. Yo estaba en la radio y él venía a comentar las revistas del corazón. Entonces ya traía una tortilla de patatas que le hacía su madre y nos la comíamos en directo. Siempre he pensado que era el antecedente de las meriendas del Sálvame«.
Lidia, que le envió un mensajito de ánimo por la mañana a Jorge Javier, estaba con su colega Helena García Melero, que ya lo ha entrevistado dos veces en la tele pública catalana. El presentador la dejó genial en un artículo en su revista de cabecera, y también a su madre, que es fan de Badalona y se sabe las aventuras de Sálvame de memoria. «Se me ha quedado corta», comentaba de la obra, comparándola con el libro, mucho más complejo y sórdido.
La Mari, en la esquina izquierda
.Se ha hecho amiga de la madre de Jorge, la Mari, que no faltó a la cita, y, claro, se emocionó (Kiti Manver la borda en escena). Como se emocionó la maestra que daba clases al presentador en el cole lo hizo cuando en escena se representaban los temores y complejos de un niño al que le gustaba más hacer punto que jugar al futbol. «Esta obra hará una gran labor social», me decía Pilar Eyre cuando comentábamos con qué frescura relata los sentimientos que genera esta situación entre madre e hijo. Todas las señoras del público empatizaban, reían, lloraban y hasta tarareaban con él los acordes de la melodía que cantó en Eurovisión Betty Missiego, un día clave en la vida de nuestro protagonista.
La obra es efectiva, rápida, con un sentido del humor fresco y toques de amargura controlados. Los tiempos están muy medidos, como en el vodevil, y las canciones enganchan porque pertenecen al imaginario colectivo. Triunfará entre los fans del presentador y todo aquel que busque divertirse en este verano urbano de altas temperaturas. De hecho, ya está la mitad del aforo vendido, 10.000 entradas. Profeta en su casa.
Vimos a Albert Om (le dedicó un programa de El Convidat) a Samanta Villar, a Thais i Santi Villas, a Amparo Moreno, a La Maña…
Y a tres Mónicas, la Pérez, la Randall y la Naranjo, que estaba radiante. La cantante me contó que tiene muy buena relación con Jorge Javier porque participó como entrevistado suyo en el piloto de un nuevo programa que todavía no ha vendido a una cadena. A ver si hay suerte pronto. A mi me encanta la energía vitamínica Naranjo.
“Jorge Javier se ha hecho un regalo a medida con esta obra», dice Lidia Heredia y acierta. A mi me encanta que una canción de Aznavour, ese genio nonagenario del que este verano hemos disfrutado en el Festival de Pedralbes de Barcelona, sea el hilo conductor y la clave de su psicoanálisis particular.
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