Una ‘Shopping Night’ bajo la lluvia

A diferencia de otras ciudades más acostumbradas al mal tiempo, cuando llueve en Barcelona la gente no sale. Los organizadores de la Shopping Night temblaban sólo de pensar que a las siete y media el agua no parara de caer. Y no paró, pero curiosamente tampoco dejaron de salir los ciudadanos. ¿Era agua celestial? Aunque las aceras no estaban llenas a rebosar como el año pasado, en algunas tiendas no se cabía.

La cifra oficial de asistentes supera los 65.000 de la edición anterior y los comerciantes decían que habían hecho caja. Se compró bastante en la pop up store de Custo Barcelona (que ocupa una parte del desaparecido cine Club Coliseum hasta mediados de enero y ofrece camisetas con dibujos vintage a 19 euros)

También a la sibarita Santa Eulalia: Lluís Sans calcula los beneficios en cerca de 20.000 euros (el año pasado fueron 8.000). Pero la noche no está pensada sólo como una jornada de compras, sino como una herramienta de promoción del paseo. Por ello, cada año (y van cinco) preparan diversas actividades en torno a una temática, con un presupuesto total de 160.000 euros, que pagan propietarios de tiendas y patrocinadores. La del jueves era el cine clásico, y, desgraciadamente, se tuvieron que cancelar platos fuertes como los conciertos al aire libre (5 horas de música en directo), el cine mudo en los jardines de Gracia y los desfiles del 080 (se hicieron en formato pequeño dentro del Palau Robert), pero en la calle la fiesta continuaba…

La lluvia hizo que la presentación oficial de la fiesta con las celebrities invitadas, se fuera trasladando de lugar y de tiempo hasta que fue casi imposible encontrar la madrina,Teresa Gimpera, a la que acompañaban Beatriz de Orleans y Cristina Brondo. Estar, estaban:

Era mucho más sencillo toparse con la productora Isona Passola (con un abrigo rojo de Isabel de Pedro), Aina Clotet (me encantan sus zapatos), Johan Cruyff (que participa en un documental nominado) y Maria Molins, que esa misma noche presentaban en la Pedrera las películas candidatas a los premios Gaudí coincidiendo con una noche de compras de cine. La lluvia hacía estragos en el peinado de las actrices, aunque las chicas de New Look las habían dejado perfectas. No faltaron ni el conseller de cultura Ferran Mascarell, ni el alcalde Xavier Trias, ni el presidente Mas, pero si los querías ver también tenías que tener mucha suerte.

Carme Ruscalleda, en cambio, es fácil de localizar. Se planta ante el Mandarin con su caldo navideño y consigue unas colas imposibles. Todo el mundo está encantado de recibir su ración y hacerse la foto con la cocinera. Este año tocaba sopa de almendra y perejil con toque de ajo. Os pongo la receta que entregaba. Le encantan los detalles. Aunque redujeron los litros a la mitad (80) pensando que la gente no iría, a las diez y cuarto tenían que cerrar la parada con la cola igual de larga. Era la hora en que paraba de llover.

A tocar, Carles Abellán hacía un menú con quesos de Suiza con sabor a cine, por supuesto. Los nombres de los platos lo dicen todo: Lo que el Gruyère se llevó, Con Sbrinz y a lo loco, Con el Appenzeller en los talones, Un Tête de Moine llamado deseo.. Lástima que no pude quedarme a probarlo. El passeig es largo.

En el Majestic también tenía parroquia a las puertas (No penséis que regalaban joyas, tan solo ofrecían palomitas de cine pero buenísimas!)

Tampoco en Tiffany regalaban diamantes y también había cola. La shopping night permite entrar sin cortarse en joyerías de lujo. Pero la gran fiesta estaba en lo alto de la Diagonal. En Santa Eulalia y en Gratacós. En la primera porque los vestidos de Marilyn Monroe de la colección privada de Maite Mínguez (fundadora de Manga Films) atraían todas las miradas. Me cuenta Maite que el famoso diseño que lució la actriz en La tentación vive arriba se lo compró a Debbie Reynolds cuando subastó su magnífica colección de vestuario de cine al no encontrar museo que la acogiera, «y el rosa también», apunta.

Los diseños ya se vieron como anuncio de la Shopping Night hace unas semanas en el Cercle del Liceu. Frente a Santa Eulalia, en Gratacós, destacaba el precioso montaje de homenaje a Hitchcock con diseños de Teresa Helbig. De un chic que echaremos de menos. Cuesta digerir que el histórico establecimiento se traslade. Gloria Casacuberta dice que no hay ningún problema económico. «Nos vamos a la Riera de Sant Miquel, en un espacio diáfano que resulta mucho más atractivo para el público joven, y encima estaremos detrás del futuro hotel Four Seasons.» Llevaba unas pieles también históricas y un vestido de Issey Miyake. Es una de las mujeres más elegantes de la ciudad, con su punto rompedor.

Mar Raventós cuida también siempre su look, clásico y refinado: «Me gusta dar una buena imagen de mí misma», dice al lado de Miriam Ponsa, la diseñadora que más veces ha ganado el premio de la 080 Barcelona y que ahora coprotagoniza el spot de Navidad de Codorníu con Jordi Cruz. Está encantada de la vida: «No te engaño si te digo que soy muy de cava.» En el espot nos cuentan que son Codorníu (¡medio siglo de historia!) y que el mundo que habitan, el mediterráneo, no tiene nada de francès. Espontaneidad y creatividad frente a rigor y protocolo. Nada que ver con el champagne, nos dicen.  «Pero no estamos en contra de nadie, tan solo reivindicamos  lo nuestro», apunta Mar.

Presentaron el anuncio en una carpa cerca de la casa Batlló donde hasta el martes puede encontrar una excelente muestra de lencería francesa que refleja los cambios de usos y costumbres femeninos y sociales desde 1880 hasta la actualidad. Un total de 140 piezas: de los corsés de principios del siglo XX en la liberación de la mujer en los setenta con sujetadores casi transparentes o con colores del universo pop (Ver el post en este mismo blog: Un recorrido visual por la lencería francesa )

Estoy pero no se me ve 🙂